Mi primera vez Findom (2 parte)

lunes, octubre 29, 2018

La idea de soltarle la pasta no me podía poner más cachondo. Llegué, aparqué, y me bajé del coche. Desde que mis pies tocaron el suelo en dirección al cajero, un temblor se apoderó de mí. No era un temblor por miedo, eran nervios, puros nervios, seguro que más de uno se sentirá identificado con esta sensación...

Tampoco sabía por qué estaba nervioso, era algo que realmente quería hacer. Pero no podía dejar de temblar. Yo seguía erecto, no había dejado de estarlo desde que me subí al coche. Y a pesar de mi claro ataque de nervios, la cosa no bajaba, es más, pensaba que estallaría ahí mismo.

Entré al cajero y tuve que esperar, ya que los dos estaban ocupados. Me recoloqué el miembro y saqué el móvil para disimular mientras esperaba. Pero no podía ni escribir en él de lo temblorosos que tenía los dedos. El de la derecha se liberó primero, lo recuerdo porque desde ese día, siempre ingreso en él cuando voy a darle mi dinero a mi Ama. Seguí los pasos que ella me indico previamente, y todo estaba correcto. 80€ listos para ser entregados a un solo click. Y mi polla dura a más no poder. Le di, le di al botón. La recompensa por todo mi esfuerzo ese día, se esfumó. O eso creía.

Me sentí extraño, en el momento en que envié el dinero, realmente me sentí muy extraño, no sabría describirlo. Fui hacia el coche, aún con esa sensación de vacío. No sé qué esperaba sentir al darle mi dinero, pero en ese momento no lo sentí.

Mi polla comenzó a desinflarse y conduje hasta casa. Al llegar al portal, mi móvil vibró. - Jajajaja ya me ha llegado tu dinero, pringado. Y me lo pienso gastar en un vestido para esta noche y en alcohol, para que algún macho me folle a tu costa. Instantáneamente, otro escalofrío de placer recorrió mi cuerpo.

La erección volvió, acompañada de una sensación de satisfacción brutal. Esa era la sensación que había estado buscando, la verdadera recompensa por todo mi esfuerzo del día. Y es que el placer no estaba en darle mi dinero a mi Ama, el placer estaba en complacerla haciéndolo. En sentirme humillado por ello, en sentirme inferior y reconocer su supremacía femenina.

Había sido útil para mi Ama, y no solo eso, gracias a mi esfuerzo del día, mi Ama iba a pasar una noche de fiesta y placer costeada por mi sudor y esfuerzo. - Muchas gracias por dejarme darte mi dinero mi Ama... Tus palabras me han puesto realmente cachondo, me acaba de descubrir un mundo nuevo... - Así me gusta perro, que disfrutes soltando tu dinero. Y ahora quiero que hagas una última cosa por mí. - Lo que usted diga mi Ama. - Quiero que te masturbes, mastúrbate imaginando el placer que voy a sentir gastándome tu dinero. Imaginando lo bien que lo pasaré esta noche gracias a tu dinero. Imaginando a tu Ama gimiendo con otro, porque tú has sabido reconocer tu lugar y me has dado lo que tanto te ha costado ganar. Cuando lo hagas, disfruta del orgasmo, porque será el último que tengas en una temporada... Y eso hice... entré en casa, fui directo a la habitación y me masturbé.

Tuve el orgasmo más intenso que había sentido hasta entonces, y justo después me di cuenta. Era totalmente suyo, ya no había vuelta atrás...

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