Un minuto y veintidós segundos

A mi vuelta de Valencia, una de mis amigas me escribió: “la sesión esa me dio un poco de cosa el otro día, pero han ido pasando los días y me gustaría ver otra. Tengo un poco de mono jaja”.

Rápidamente contacté con un sumiso que hasta ahora no había podido adorarme junto a mis amigas y estaba ansioso. Tributó y conectamos la cam. Ya estaba desnudo y de rodillas, estaba muy excitado, a punto de explotar. Noté como mi amiga se erguía, ¡estaba disfrutando! El pobre esclavo no sabía dónde mirar, tanto mi amiga como yo íbamos muy sexys… estaba goteando como una perrita en celo.

Comenzamos a humillarle y, para mi sorpresa, mi amiga le espetó: “¡eres patético, no sirves para nada! ¡Te aplastaría como a un puto insecto!”. Y mi pobre perdedor comenzó a correrse. Al minuto y veintidós segundos de sesión. Mi amiga y yo comenzamos a reírnos a carcajadas mientras el pobre esclavo miraba totalmente humillado como su pollita goteaba…

“Has durado poco más de un minuto. Está claro que no sirves para ser un hombre de verdad. Sólo para humillarte ante unas Diosas como nosotras”, dije a duras penas entre risas.